Taniñe (San Pedro Manrique)
EL CASTILLEJO DE TANIÑE
Comenzamos 2025 viajando a El Castillejo de Taniñe, primer castro de la más antigua Edad del Hierro de la serranía norte de Soria en el que excava Blas Taracena en noviembre de 1924, fecha centenaria que ha motivado los eventos de “Cultura Castreña” que estamos celebrando.
El recorrido con más pedigrí arqueológico para alcanzarlo tiene tres hitos, tantos como yacimientos arqueológicos excava Taracena en esta localidad en 1924: El Castellar, la necrópolis tardía y el propio Castillejo. El primero es el punto de partida y se localiza en el cruce de la carretera para acceder a Taniñe. Unas decenas de metros al sur del cruce veremos las ruinas de este castro de Segunda Edad del Hierro. Subiremos hasta el pueblo, Taniñe, y lo atravesaremos, remontando por camino de herradura de la margen izquierda del barranco de la Canal que, a poniente, baja desde el Alto del Ayedo. En unos 200 m del ascenso localizó Taracena las tumbas de la necrópolis tardorromana. Pasado un tajo en la roca abierto por las aguas del barranco, ascenderemos por un cortafuegos que sale hacia el este. Alcanzaremos El Castillejo en la cima, recibidos por las famosas piedras hincadas solapadas por los robles que preceden a su muralla.
A 1402 m de altura, este pequeño poblado aprovecha un farallón rocoso que cae al sur; se cerró el interior construyendo una muralla en los otros tres flancos. A unos metros por el exterior una ancha banda de piedras hincadas precede a la muralla; se trata de una efectiva defensa que ralentiza y frena a potenciales agresores allí donde se está a tiro de las armas arrojadizas (flecha, lanza, honda…) de los defensores.
En el interior se documentaron amplias estructuras cuadrangulares con cimentación/zócalos de piedra, que remiten a viviendas ya avanzadas dentro de la Cultura Castreña Soriana, pues las más antiguas como las de Castilfrío no se levantaron con piedra, sino con barro y madera con planta circular, es decir, eran más cabañas que sólidos edificios sustentados en piedra.
Sus cerámicas son plenamente castreñas de la Primera Edad del Hierro: realizadas a mano y decoradas impresiones de dedos (digitaciones), uñas (ungulaciones) y otros objetos afilados (en palabras de Taracena “palitos”) sobre los bordes de los recipientes y cordones de barro adosados a su cuerpo. En metal Taracena remite a la documentación de informes fragmentos de bronce y hierro. No faltan los habituales molinos de vaivén.
Invitamos a realizar el paseo propuesto, una pequeña aventura pues no está señalizado, pero merece la peña afrontarla por lo atractivo de la ruta y, sobre todo, por el soberbio balcón a la cubeta de San Pedro que es este castro, en el que se mezcla el patrimonio cultural y el medioambiental, bases que deben ayudar al sostenimiento de desarrollo de estos pueblos tan necesitados de estímulos para poder sobrevivir.
Texto: Eduardo AP.
Imágenes: Eduardo AP, Antonio LC y Fernando RC
Bibliografía básica:
Taracena Aguirre, B. (1926): Excavaciones en diversos lugares de la provincia de Soria.
Romero Carnicero, F. (1991): Los Castros de la Edad del Hierro en el Norte de la provincia de Soria.