CASTROS

El Castellar / Vazancao

Fuentes de Magaña

VAZANCAO / EL CASTELLAR, FUENTES DE MAGAÑA

Es el de Vazancao uno de los últimos castros, si no el último, que ha salido a la luz escondido como estaba entre las solitarias barranqueras de la cuenca del Alhama, concretamente sobre su subsidiario río Montes. Un “clásico” en los estudios de nuestra cultura castreña en los 80, José Alberto Bachiller Gil, publicó la noticia de su localización y la descripción de sus características la pasada década (2018).

Para encontrar Vazancao, que en catastro aparece con el muy recurrente nombre de El Castellar, hay que salir del pueblo hasta la carretera que va dirección Magaña y atravesarla, sea tomando la pista que sale en el mimo punto en que la hemos alcanzado, sea tomando otra pista que, siguiendo la carretera dirección Magaña poco más de 700 m, sale a la derecha. Optando por el primer caso, a poco más de 100 m la pista se desdobla, debiendo tomar la que sale a nuestra izquierda. Tras 1 km por esta pista saldrá de nuevo a nuestra izquierda una pista que salva la vaguada por la que bajamos; la aprovecharemos para pasar al otro lado de dicha vaguada tomando aquí ya un camino poco más que de herradura que baja por la margen izquierda de dicha vaguada. Siguiendo este camino, a algo menos de 1 km estaremos en Vazancao.

El emplazamiento del castro de Vazancao es muy recurrente en los poblados encastillados de la Segunda Edad del Hierro, el remate superior de una horquilla fluvial conformada por el río Montes y un barranco subsidiario suyo de su margen izquierda, lo que le proporciona una buena defensa natural que sólo le hace accesible, y no sin ciertas dificultades, por el oeste desde donde puede alcanzarse en suave cuesta descendente por una estrecha cresta rocosa.

Es en este flanco oeste donde se levantó una torre cortando el puntal y cerrando el remate del espolón en cuyo interior se levantarían las viviendas en un espacio aproximado de 0,5 hectáreas. En la actualidad este espacio interior se encuentra ocupado por las ruinas de estructuras/cerrados tradicionales que se mezclan con los derrumbes del poblado castreño, especialmente visibles los de su torre que ruedan por la ladera norte del castro. Con todo, aún es visible un pequeño tramo, no más de dos hiladas, del frente original de su torre, parece que de sección trapezoide.

Los materiales cerámicos que aparecen dispersos por su interior, especialmente por las terrazas abancaladas de su ladera más acogedora, la sur, son acordes a la sistemática que siguen estos castros de la Segunda Edad del Hierro, las típicas cerámicas a torno realizadas con cocciones oxidantes que proporcionan a los recipientes su característico color anaranjado; entre los fragmentos documentados hemos reconocido como única forma el borde exvasado de un recipiente tipo olla. También son frecuentes los fragmentos cerámicos realizados a mano típicos de la Primera Edad del Hierro.

El castro de Vazancao se presenta como arquetípico de la Segunda Edad del Hierro en sus constantes: tipo de emplazamiento, defensas y materiales. Con raíces en los momentos finales del Hierro I (siglos V-IV a.C.), parece alcanza su plenitud coincidiendo con la de la cultura celtibérica comarcal durante el Hierro II. Será este tipo de poblado el más extendido durante la entrada de la República Romana por el valle del Ebro, un siglo II a.C., el de la conquista, al que no sobrevive, despoblándose aparentemente en un momento temprano de la misma. 

Texto: Eduardo AP.
Imágenes: Eduardo AP y Antonio LC.
Bibliografía básica:
BACHILLER GIL, J. A. (2018): «Vazancao. Castro inédito en Fuentes de Magaña», Revista de Soria, 102. 105-110.

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