Bretún (Villar del Río)
EL MOLINO DE BRETÚN
Toma nombre el yacimiento de un molino harinero del río Cidacos que delimita el poblado por su sector meridional. El molino tradicional, hoy reconvertido en casa rural, roza el castro por el sudoeste, situado al pie de lo que fue foso, angostura que aprovecha el camino que une nuestro molino con Bretún. Una buena forma de llegar es precisamente por este camino, que baja desde el pueblo de Bretún, primero siguiendo la carretera dirección a Villar del Río y luego tomando a unos 350 m dicho camino, justo antes de atravesar un puentecito que cambia de margen para salvar la carretera el barranco denominado Rabugueros. Tras unos 700 m de camino a media ladera nos toparemos con la angostura del foso; atravesado éste cambiamos de vertiente para caer sobre el molino tradicional y el Cidacos… a oriente, protegida por el corte del foso queda la plataforma superior del castro.
El castro aprovecha el espigón fluvial que cierra el barranco Rabugueros con el Cidacos. Para completar la defensa natural del recinto superior, los escarpes rocosos del espigón que caen al norte, sur y este, se complementaron con el foso a poniente y quizás con un bastión por su interior, aunque el derrumbe que rueda en este punto no es de la entidad suficiente para asegurarlo. En un supuesto en positivo, la piedra del bastión hubo de reutilizarse en la construcción de las estructuras del molino tradicional, emplazado a su pie a poco más de 50 m.
Los materiales arqueológicos, básicamente cerámicas a mano, cerámicas a torno y molinos de vaivén, pueden verse por toda la superficie superior del espigón. Son mayoritarias las cerámicas realizadas a mano, típicamente castreñas por sus características morfológicas y sus decoraciones (cordones con impresiones digitales, ungulaciones, etc.).
Especial relevancia habitacional tiene un barrio bajo, que recorre todo el largo inferior meridional del espigón aunque elevado sobre el Cidacos, que corre en paralelo a poco más de una decena de metros por el sur. Aquí se documentaron viviendas rectangulares con trasera apoyada en la roca del cantil, con muros que tenían en su base un zócalo de piedra. Hace una década se rehabilitó en este sector una pista de acceso al molino, documentándose potentes derrumbes de adobe y cerámicas a torno de tipo celtibérico. En definitiva, un acogedor barrio meridional con plena ocupación durante la Segunda Edad del Hierro.
El yacimiento castreño del Molino de Bretún parece tener una larga secuencia temporal, su origen se remonta a la Primera Edad del Hierro (Siglos VII-IV a.C.), si no algo antes, y entra en la plenitud celtibérica (siglos IV-II) manteniendo muestras de vitalidad, especialmente en el barrio meridional, la zona no protegida por el foso y seguramente bastión. Sus dimensiones, no más de media hectárea, y su emplazamiento respecto a su contexto espacial, remiten a una pequeña comunidad dependiente de un poblado castreño de mayor entidad, que por proximidad y características sería El Castillejo de Valduérteles durante la plenitud celtibérica.
Texto: Eduardo AP.
Imágenes: Eduardo AP y Antonio LC.
Bibliografía básica:
Pascual, P.; Pascual H. (1984): Carta arqueológica de La Rioja. I. El Cidacos. Calahorra.
Alfaro Peña, E. (2005): Castillejos y Villares. Modelos de poblamiento antiguo en el interior del Sistema Ibérico.