Vizmanos
PEÑAS DE LOS MOROS / CUEVA DE LOS MOROS
Pilar Pascual e Hilario Pascual fueron los que dieron a conocer este castro en 1984 al que denominan la Cueva de los Moros. Esta evocadora cueva se sitúa en el pie meridional del yacimiento, conociéndose todo el conjunto, incluido el sector superior protegido por las defensas, como las Peñas de los Moros.
Aunque emplazado en el parcelario de Vizmanos el acceso más corto y rápido es desde Bretún, primero un km desde el pueblo por la misma ruta que describíamos para llegar al Molino. Alcanzado éste, hay que remontar el Cidacos otro km por su margen izquierda hasta alcanzar la desembocadura del río Baos. En la horquilla que forman Cidacos y Baos descubriremos arriba repuntar el derrumbe de una torre que cierra la horquilla, el castro.
Más largo, pero no menos gratificante es el recorrido desde Vizmanos, un paseo entre las gargantas en las que se encaja el Cidacos. Para llegar hay que dejarse llevar por el arroyo de la Mata que baja desde el pueblo hasta alcanzar el Cidacos a unos 500 m. Desde aquí seguiremos un viejo camino de herradura que corre en paralelo al curso aguas abajo del río por su margen izquierda. A unos 4 km alcanzaremos la ladera meridional del castro, con los riscos verticales en los que se esconde la Cueva de los Moros.
Su sistema defensivo anuncia lo que será el arquetipo de castro comarcal durante la Segunda Edad del Hierro (siglos V-II a.C.). Y decimos que lo anuncia porque seguramente es de los más antiguos, ya que prácticamente no se han atestiguado las características cerámicas a torno de la época, las celtibéricas (únicamente un fragmento). Las tampoco abundantes documentadas son las realizadas a mano características del Primer Hierro (VII-V a.C.).
Esta defensa que se generaliza en el Segundo Hierro consiste seleccionar para el castro un emplazamiento bien defendido de forma natural, como la horquilla de Cidacos y Baos, que solo deja el oeste como flanco accesible al estar los otros tres protegidos por las caídas que cierra la horquilla. En este flanco se construye una torre precedida de foso, bastión que se proyecta en muralla lo imprescindible para cortar el flanco.
Dos datos valiosos aporta el yacimiento para interpretar su construcción y evolución. Por un lado, parece ser que se queda pequeño el espacio superior protegido por una original y modesta torre más foso, construyéndose unos 70 m a poniente una nueva torre y un nuevo foso de mayor entidad. Por otro es clara la evidencia de que la piedra extraída para la construcción/profundización de los fosos sirvió de cantera para levantar las torres. O al menos eso sugiere el borde exterior de un foso, donde se aprecian regulares extracciones de bloques cuadrangulares de piedra, probablemente utilizando cuñas.
Este sector superior protegido por las defensas pudo servir de hábitat, tener algunas viviendas, pero también para resguardar el ganado, especialmente el más oriental, el que parece se quedó pequeño. Lo que parece claro es que, como en el Molino de Bretún, en el sector inferior meridional, hubo un acogedor barrio con viviendas. Al no haber evidencias del característico adobe de la Segunda Edad del Hierro, hay que imaginar viviendas levantadas con piedra, o mejor, materiales perecederos, lo que incide en la antigüedad del poblado.
Las Peñas de los Moros es un castro con un emplazamiento y, sobre todo, unos sistemas defensivos que anuncian el tipo de poblado comarcal dominante durante la Segunda Edad del Hierro. La práctica ausencia de los materiales característicos de esta época (cerámica celtibérica y adobe cocido) apuntan a su antigüedad y, quizás, a una no muy dilatada vida.
Texto Eduardo AP. Imágenes Eduardo AP y Antonio LC.
Bibliografía básica:
Pascual, P.; Pascual H. (1984): Carta arqueológica de La Rioja. I. El Cidacos. Calahorra.
Alfaro Peña, E. (2005): Castillejos y Villares. Modelos de poblamiento antiguo en el interior del Sistema Ibérico.